Los postres son una dulce costumbre que no nos puede faltar. ¿Te ha pasado que aún habiendo terminado de comer sentís que todavía te falta algo? Sobretodo en ocasiones especiales, un buen postre es el final perfecto para una buena comida y es uno de los detalles que más se recuerdan.
La palabra postre surge del latín posterum (detrí s, despuí¨s)y hace referencia a algo que viene después de la comida.
Hay muchos postres que tienen historia; por ejemplo el chocolate, que se originó en América, donde era consumido por los indígenas aztecas. Los españoles probaron el «chocolat», como le llamaban los aztecas, y quedaron fascinados! Lo llevaron a Europa donde fue procesado y convertido en el chocolate que conocemos hoy día.
Otro postre con historia son los helados. Se sabe que antiguamente se recogía nieve de las montañas y se endulzaban con miel, siendo este uno de los más cotizados postres, sobre todo en temporadas con mucho calor. Muchos reyes y monarcas eran verdaderos adictos a este postre, al extremo que aquellos que eran asignados a la tarea de recoger la nieve eran severamente castigados si su preciosa carga llegaba a derretirse.
Para hacerle honor a esta dulce debilidad con tanta historia, te presentamos una receta fácil de un postre que combina ambos placeres: chocolate y helado. Bon apetit!
• Chocolate para taza 200 g
• Manteca 150 g
• Azúcar 120 g
• Claras 6
• Sal 1 pizca
• Yemas 6
• Harina leudante 60 g
• Crema de leche 300 g
• Gelatina sin sabor 7 g
• Agua 50 cc
• Chocolate cobertura 150 g
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Derretí el chocolate junto con la manteca, y dejá entibiar. Realizá con el azúcar un almíbar a 118°C.
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Batí las claras con la pizca de sal a punto nieve, luego incorporale la mitad del almíbar en forma de hilo y continuá con el batido hasta que la preparación se enfríe y se obtenga un merengue.
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Batí las yemas con la mitad restante del almíbar hasta que se enfríe la preparación. Agregale la mezcla de chocolate y manteca. Luego incorporá el merengue con movimientos envolventes.
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Dividí la mousse en dos, reservá una de las dos mitades y a la otra incorporale la harina, y verté la preparación en un molde (preferiblemente desmontable) de 24 cm de diámetro forrado con papel manteca. Cociná en un horno a 180°C hasta que la mezcla este cocida (para verificar cuando está lista, pinchá la preparación con un escarbadientes). Dejá enfriar.
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Batí la crema a medio punto, disolvé la gelatina en el agua y agregá ambas a la mousse que se había reservado sin harina.
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Para armar la torta, forrá con acetato el borde interno del molde (si se usa un molde desmontable), colocá la base de la torta en el molde, y volcá por encima la mousse. Llevar a frío como mínimo 3 horas, hasta que solidifique.
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Desmoldá ( si se usa un molde desmontable), y luego derretí el chocolate cobertura para cubrir la superficie de la mousse. Llevá nuevamete a frío hasta el momento de servir.
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